domingo, 4 de junio de 2017

De cómo pasé de ser una chica cualquiera a una rata de laboratorio: Capítulo 4


Cuando dicen que eres corticorrespondedor, quiere decir que aumenta tu presión intraocular con el uso de corticoides. Esto se debe a que dificultan el drenado del humor acuoso del ojo.


¿Que mi ojo tenia 28 de tensión? Vaya, ¡qué novedad! Sólo llevaba un mes avisándolo. ¿Qué es lo peor de la hipertensión ocular? Que no da síntomas, a menos que la tengas demasiado elevada (más de 35 o 40). En esos casos puede enrojecerse el ojo, notar algo de dolor y pérdida de agudeza visual, pero si no está en esas alturas, nanai de la china. Más adelante un oftalmólogo me comentó que con menos de 30 mmHg el ojo no sufre, pero una tensión de 28 es digna de hacerle caso. 

Así que aumentamos las gotas, Me pautó colirio Timoftol cada 12 horas una gota en cada ojo para bajar la tensión y cambió Maxidex por FML (Fluorometalona, este es otro corticoide pero con un efecto más leve y con menos capacidad de elevar la PIO). Estaba usando Maxidex una gota diaria en el ojo izquierdo y 2 gotas en el derecho, ahora redujo a FML una gota diaria en cada ojo. 

Bueno, no parecía que fuese mal. No había inflamación, pero no se pueden retirar los corticoides así a lo loco, así que rebajaba la dosis. La tensión se controlaría con ese colirio. ¡Estupendo! Un avance. En 2 semanas me veía para ver sobre todo el tema de la tensión. 

Bueno, pasaron los días. Me echaba FML por las mañanas y Timoftol por la mañana y por la noche. La verdad que me sentía bastante liberada de gotas, era un alivio, a pesar de que el Timoftol escocía como él sólo, y me dejaba los ojos rojos durante una hora lo menos.

Igualmente había algo que me preocupaba. Veía peor en general desde que empezó toda esta historia. Veía peor más que nada por el ojo derecho, cuando toda la vida fue al revés, veía peor por el izquierdo, porque este ojo tenia un poco más de dioptrías y astigmatismo. A menudo, cuando miraba la tele, me tapaba un ojo y comprobaba la visión, luego me tapaba el otro. Sí, por el derecho veía peor. 

Me informé a ver si podía cambiarme de gafas, quería unas gafas con menos peso y a ser posible con una graduación acorde a lo que tuviera en ese momento. En 2 ópticas me dijeron que no podía ser, que había que esperar a que la uveitis se estabilizase, ya que tanto el hecho de tener la inflamación como el simple hecho de usar corticoides alteraban mi visión, con lo cual sería absurdo que me hiciesen una graduación y con el paso del tiempo esos cristales no se correspondiesen con mi capacidad visual. Pues nada, a joderse con estas gafas, es lo que hay. Lo bueno es que cuando las llevaba a baile no se movían demasiado, excepto en funky. Si me hubiera hecho unas de menos peso, habrían salido volando. 

Bueno, pasaron las 2 semanas y volví al oftalmólogo, con mi ilusión de que parecía que todo iba mejor, no notaba ojos rojos, ni un síntoma característico de inflamación. Sólo a veces al salir a la calle notaba un pequeño pinchacito cuando me daba la luz, que al segundo se pasaba. Eso me mosqueaba un poco, pero a lo largo de estos meses me pasaba frecuentemente, así que lo daba como normal. 
Pues esa tarde se convirtió en un completo drama. ¿Por qué? Porque cuando me vieron en consulta, la inflamación había vuelto en todo su esplendor. La tensión estaba perfecta, eso sí. Pero en 2 semanas pasé de no tener Tyndall a tener más o menos ++ en el derecho y +++ en el izquierdo. 

¿¿Pero cómo podía ser?? Yo quería llorar ahí mismo. Todo iba bien y ahora estaba como al principio. 
Me dijo que las reactivaciones eran frecuentes al bajar la dosis de corticoides, que había que encontrar un punto en que la inflamación se controlase... Le insistí si no me iba a hacer ningún tipo de prueba, porque la cosa parecía que se alargaba. Yo era enfermera en ese hospital, cualquier compañera podría hacerme una analítica y verla casi al momento,,. Me dijo que no era necesario de momento, que era el primer brote aún. 

Creo que no os conté que la única "prueba" que me habían hecho hasta ahora era un reumatólogo que me hizo una pequeña entrevista sobre antecedentes y si había notado algún tipo de dolor en articulaciones, rigidez lumbar (¿rigidez yo? Si cada vez que iba al fisio le costaba la vida crujirme la espalda, porque soy elástica, gracias a la danza claro, la elasticidad no vino de la nada como mi uveitis), cambios en la piel... Este reumatólogo no encontró en principio indicios de enfermedades reumáticas (en lo que se refiere a la entrevista, porque pruebas, 0), sólo podría tener cierta relación el hecho de que tuve herpes simple (sí, la típica herida fea del labio) y que un año antes la prueba de la tuberculina me dio positiva, pero la placa de tórax resultó normal, así que no justificaba una uveitis. 

Bueno, volviendo a la inflamación. Volví al combo de gotas de una semana 4, luego 3, luego 2 durante 2 semanas, pero esta vez con las gotas FML en vez de Maxidex, y sin ciclopéjicos (esto de no dilatar la pupila me aliviaba, pero en realidad es arriesgado). Seguiría con Timoftol cada 12 horas, y en un mes me veía de nuevo. La idea era controlarlo con gotas, si con FML no iba bien, volvería a probar con Maxidex, y si con estas tampoco se controlaba, tendría que tomar corticoides orales. Ya los metió a colación, como quien no quiere la cosa. Lo último que quería yo en ese momento era tomar corticoides, ni me lo planteaba. ¿Qué sería lo siguiente, que además de ciega me convirtiese en un globo con patas? Yo, que mi mundo era baile y fotos. No, gracias.

Esa tarde estuve en la miseria más absoluta. Había quedado con amigas y les dí plantón (avisando claro). Intenté ir a baile y en la segunda hora me fuí, porque literalmente empece el calentamiento con la lagrimita ahí a medio camino. No me concentraba, no daba una. Sólo quería irme a la cama y llorar y ya está, y no saber nada del mundo. No entendía por qué de repente parecía que toda mi vida se iba al garete. Por qué tenía que pasarme eso a mí, algo que había venido de la nada, y además no podía ser un brote agudo y ya está, no, ya se estaba cronificando. No podía haberme dado una conjuntivitis vírica o algo así, algo con lo que puedes estar jodido 3 meses pero luego desaparece, no, tenía que ser una enfermedad rara, casi desconocida y que podía dejarme ciega. Estupendo. 

Esa tarde no había forma de consolarme. Los siguientes días intenté calmarme y pensar, quizás sería bueno buscar otras opciones. Acabé descontenta en esa última consulta con el oftalmólogo, le ví dudoso. Ví mucha gente en la consulta (entre oftlamólogos, reumatólogo y estudiantes), pero pocas soluciones. Había estado más de 2 meses sin verme, por eso subió mi tensión, y ahora quizás había bajado muy rápido la dosis de corticoides y se había a reactivado. Leí que un error común en el tratamiento de la uveitis es no poner una dosis potente de corticoides al principio, es decir, gotas cada 2 horas, y si se rebaja la dosis demasiado rápido, tiene más a reactivarse. Además no me explicaba, no me hacía pruebas. Simplemente dejé de confiar en ellos, quería otro especialista. 

Algunas compañeras del hospital me empezaron a hablar de los oftalmólogos del hospital Clínico San Carlos. Mi familia también quería buscar opinión ahí, ya que además es el hospital que me corresponde. En el Clínico tienen buena fama en cuanto al servicio de Oftalmología, y tienen buena fama en cuanto a investigación. Tienen especialistas en uveitis. Pues por probar, por qué no. Fuí a mi médico de cabecera y le pedí cita con Oftalmología en el Clínico.

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