lunes, 29 de mayo de 2017

De cómo pasé de ser una chica cualquiera a una rata de laboratorio: Capítulo 3


Como decía, mi ánimo estaba bastante bajito. En mi búsqueda sobre experiencias de gente con uveitis, no logré encontrar mucha esperanza, o al menos en mi cabeza yo lo veía así. Quizás lo pinté más negro de lo que es, o no, porque a pesar de que me decían que esto iba a ser algo puntual, algo en mí decía que no iba a ser tan corto ni tan sencillo, y por desgracia, hasta ahora, no me equivoqué. Busqué información y apoyo, por así decirlo, en mi óptica del barrio, donde yo me revisaba la vista y compraba lentillas etc. Pero qué iba a decir... "Tranquila, esto es cuestión de 2 semanas, ya verás". Me miró los ojos con la máquina, hasta donde buenamente pueden ellos, y me los vió secos no, lo siguiente. Así que casi me obligó a usar unas buenas lágrimas artificiales y echarme litros de ellas a diario, y a usar gafas de sol, o más bien, unos cristales para el sol que se acoplaban a mis gafas. Me miré en el espejo y sólo me faltaba el perrito labrador de la ONCE. En fin... 2 semanas. Voy por 8 meses.



Ahí comencé el proceso de intentar aceptar lo que sabía que iba a ser una enfermedad o un proceso crónico. Quién sabe si algún día todo pasará, pero es lo que hay, ahora mismo es una uveitis crónica. De un día para otro pasé de estar perfecta de salud a tener una enfermedad crónica de la que apenas se sabe. Es difícil de aceptar. Yo me negaba a aceptar eso, y aún me niego. A día de hoy, intento aceptarla, saber que está ahí pero seguir mi vida de siempre, aunque a veces me ponga baches. Intento seguir mi tratamiento, pensar menos y seguir viviendo, que es lo que cuenta. Pero los bajones siguen. 

Me parece importante hablar un poco sobre esto, sobre tema sentimientos y qué se te pasa por la cabeza. Sé que no estoy al filo de la muerte, no me han amputado una pierna, no me he quedado tetrapléjica, pero sí es un tipo de proceso distinto. Sabes que tu vida de momento ya no va a ser igual a como era antes, y te ves caminando sobre una cuerda a veces, sin saber si caerás o conseguirás hacer equilibrios y pasar al otro lado, donde está el suelo firme. Y te ves que eres joven y tienes mucha vida por delante y muchas cosas que VER, entonces te preguntas por qué a ti. Pero bueno, mucha gente se pregunta por qué a ellos, es simplemente aceptar que eres vulnerable y no vives en una burbuja. 


Sé que era sólo el comienzo y me puse en la peor parte, que podría haber sido un proceso agudo y ya está. Estar un mes con colirios y adiós, pero todo lo que leí y mis sensaciones en ese momento, me decían que no. 



Bueno, ya hablaré sobre el tema aceptación y me pondré más sentimental seguramente más adelante. Ahora sigo con mi historia de cómo me convertí en una rata de laboratorio.

Pasó ese precioso mes de mierda, octubre, en el que trabajé unos días, me dí de baja, trabajé unos días más y no volví al curro hasta diciembre, por un tema de gestión de un contrato nuevo en esa misma planta hospitalaria. Así que fue muuuucho tiempo de pensar y hacer más bien poco. Eso contribuyó mucho a mi desánimo. Pasaba el tiempo tumbada, leyendo en el móvil y acariciando mi recién adoptada gatita (la cual me ayudó a sobrellevar la mala racha, por cierto). Ah, y con los ojos sin maquillar, para rematar (sí esto es un drama, ¿vale??

El oftalmólogo me vio en consulta más o menos un mes después de mi visita a urgencias. Volvieron a hacerme un examen de agudeza visual y lo que creo que fueron una topografía corneal y un test de rejilla de Amsler para ver la mácula.

Finalmente me hicieron un fondo de ojo y vieron que había menos inflamación, creo que un +/- de Tyndall en el derecho, y en el izquierdo nada. Eso era buena señal. La PIO rondaba los 12-14. Había aumentado un poquito pero estaba dentro de lo normal. Me mantuvo con las gotas de Maxidex un mes más, una gota al día en cada ojo, muy a mi pesar, tenía esperanza de que me las retirara, al menos en el izquierdo. Me dijo que había que retirarlas con cautela, poco a poco, porque ahora podía haber tendencia a reactivarse.
Le comenté si podía usar lentillas (estaba desesperada con el hecho de llevar gafas, normalmente no las usaba y además un año antes me habían realizado una rinoplastia, o sea que mi zona del tabique aún continuaba algo sensible, con lo cual me molestaba muchísimo la zona de apoyo de las gafas en el tabique). Me dijo que no era recomendable mientras usara colirios de corticoides, porque aumenta el riesgo de infección en el ojo, y ya sólo nos faltaba eso. Ok ok. 

Bueno, pues a casita, a currar (y a explicarle a la gente qué me pasa, porque sí queridos, NADIE sabe nada), a echarse gotas (no tantas, menos mal, pero cada vez aumentaban más mis colirios de lágrimas artificiales, los corticoides resecan muchísimo) y a bailar, por supuesto, con gafas, que no sé ni cómo fuí capaz. Bailar con gafas era una lucha constante, porque cuando me empezaba a sudar la cara, y con los meneos de cabeza y pelos, eso no había forma de mantenerlo en su sitio, y a parte veo peor con gafas, así que mi sentido del equilibrio y orientación se alteraban un poco bailando. 

Pasó un mes más, volví al oftalmólogo. Esta vez sólo me hizo la prueba de agudeza visual y el fondo de ojo. El ojo izquierdo se mantenía sin inflamación y el ojo derecho tenía una inflamación que él llamó residual y a veces tardaba algo en irse. Ya empezábamos. Ahí comencé a confirmar la cronicidad de las uveitis. PIO = 15-16. Vemos que va poco a poco aumentando. Yo ya me preocupé un poco sobre este tema de la tensión, me dijo que no pasaba nada, que la tensión del ojo no es como la arterial, que varía a lo largo del día, igual ahora estaba en 16 y en 2 horas en 12, y hasta 20 se considera una cifra normal. No me quedé muy contenta, puesto que en mi primera consulta tenía tensión de 8 y en 2 meses ya iba por 16, pero bueno.
Sobre el tema lentillas (sí, yo era muy cansina, y además se acercaba Navidad y sus maravillosas cenas y eventos. Sí, amo la Navidad), me dijo que si las usaba, que fuera puntualmente lentillas de un día de duración, para así evitar el hecho de ponerlas, quitarlas, guardarlas, volverlas a poner... 
Me dejó una gota de Maxidex al día en el ojo izquierdo y 2 gotas al día en el derecho (meeeeh mal rollo..., un paso atrás, como los cangrejos) para ver si así esa pequeña inflamación bajaba. Y que me volvía a ver en... ¡2 meses! Más, de hecho. Era finales de noviembre y me veía a principios de febrero. Yo, sin saber apenas de uveitis, no lo veía muy lógico, pero bueno, qué iba a hacer yo..

Salí dispuesta a controlar mi tensión ocular en la óptica, porque si en 2 meses me había subido de 8 a 16, hasta dentro de 2 meses que me volviese a ver, ¿por dónde estaría mi tensión? Allá por las nubes, o en la estratosfera. Recordemos que el Maxidex aumenta la presión intraocular. Continué mi vida con mis gotas, usaba lentillas en baile y alguna cena navideña, y en una ocasión, al cabo del mes, me pasé por la óptica.  Allí no pueden tomar la tensión como en una consulta de oftalmología, que te echan gotas anestésicas y usan una lámpara de hendidura y un tonómetro, que toca ligeramente la superficie de la córnea para hacer la medición. En la óptica utilizan otro método tocando el párpado superior con un dispositivo. Según me dijeron, es igual de fiable que el tonómetro. No sé yo, pero al menos me daba una idea de cómo iba la cosa. Mi PIO estaba en 17 en ambos ojos. Aún faltaba un mes para que me viesen, no me gustaba el asunto. 

Y efectivamente, cuando pasó la navidad (una navidad que siempre recordaré por salir en muchas fotos con gafas, una navidad que siempre recordaré por pedir a la entrada del Año Nuevo 2017, y yo no creo en estas cosas, me parecen una chorrada enorme, que me curase. Empezaba un nuevo contrato, me iba a vivir con el novio ese año, me esperaban muchas cosas y experiencias nuevas, pero yo sólo pedí curarme), cuando llegó primeros de febrero y me vieron en consulta en el hospital, menos me gustó la cosa. No había inflamación, pero la PIO estaba efectivamente allá por otro planeta. El derecho tenía 28 y el izquierdo 26. En ese momento se añadió un nuevo término a mi ya algo larga historia: corticorrespondedora.


Esta es más o menos la imagen típica de una persona con uveitis: cara de amargada y pupilas dilatadas cual drogada. No sé si se aprecia bien, igualmente esa midriasis fué "pequeña", porque usé tropicamida. Con el ciclopentolato directamente el iris  practicamente desaparece, sin más





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